¡doctor Freud, me tomó 80 años pintar como un niño!
Con la muerte de un artista grande como es el caso del maestro Fernando Botero se empieza por fin a hablar en tiempo pasado del valor de su obra dándole características de balance final ya que no aparecerá nueva obra que cambie el veredicto. Lo que sin duda sí llegará y en abundancia, serán las múltiples y variadas valoraciones provenientes de los 5 continentes y durante muchos próximos años.
De mi parte, aun con el cadáver insepulto, me he atrevido a tirar la primera piedra después de escuchar en reportajes en radio y televisión y a viva voz del maestro que su estilo era siempre el no cambiar de estilo, profundizando cada vez más en ese manejo del volumen y del color. Por lo tanto se alejaba de aquellos que preferían arriesgarse abriendo nuevos puntos de fuga hacia novedosas ideas artísticas. Así lo hizo Picasso y aun lo sigue haciendo después de muerto; en otras artes lo hizo Beethoven etc. etc. Debo aclarar que en sus
comienzos Botero ensayó variedad de estilos que tomaba de los vanguardistas de su juventud mostrando que sí tenia talento suficiente para continuar con éxito seguro cualquiera de esos intentos juveniles como se puede apreciar en las ilustraciones que realizó muy tempranamente para el periódico El Colombiano de Medellin. Siempre consideré que Botero cometió el pecado de su éxito pues fue precisamente eso lo que no lo dejó salir nunca de su estilo. Me refiero a su éxito económico; aunque eso no es lo importante en este momento pues su obra es inmensa y apreciada en todo el mundo, con o sin éxito comercial. De nuevo tengo que citar a Picasso pero esta vez sin inmiscuir al señor Freud en esta otra de sus famosas frases que se le atribuyen: “Copiar a otros es necesario, pero copiarse a uno mismo es patético”
Hoy, después de escuchar a varios artistas, curadores y periodistas que opinaban sobre el espacio y el volumen en esas obras, decidí analizar todas esas frases y reflexionar con ellas desde un punto de vista racionalista y reduccionista para buscar el porqué y el cómo, partiendo de una distorsión del espacio y del volumen se llegaba a sintetizar maravillosamente esa armonía y paz que se siente al contemplar esos bellos contornos de colores en tonalidades pastel que bullen y se derraman en vida queriendo seguir creciendo por todos lados: y allí en ese crecer encontré la explicación que me permite presentar a manera de hipótesis la clave que explica el estilo Botero.
Como reduccionista que he sido siempre, tomé la navaja de Ockham y alejé toda teoría etérea o complicada escuchada en las ultimas 48 horas que no me diera pistas de aquello que probablemente sucedía en la mente de Fernando Botero cuando por primera vez brotó en su inconsciente su estilo. Escuchando la explicación que él mismo siempre dió de ese momento cuando dibujaba una mandolina, solo me quedó una posible explicación que el psicoanálisis bien podría confirmarme, pero desafortunadamente los niños de 2 años y menos no tienen forma de explicarse a ellos mismos que el mundo que les rodea es inflado y mas voluminoso que ellos mismos. Por esa temprana falta de un lenguaje más elaborado,
los niños no pueden expresar la sensación o emoción que ellos sienten al percibir que ellos son normales, pero que sus padres y los elementos que los circundan son muy, muy grandes. Estas imágenes quedan grabadas en lo profundo de sus memorias hasta cuando un pintor genial siente la misma grata emoción que sintió cuando su mamá le acercó una naranja gigante y su enorme cara sonriente.
Muchos años después al reducir Botero un hueco en el dibujo de una mandolina percibió que el volumen de la mandolina se hinchó instantáneamente causando un estallido casi telúrico en su mente, y en ese fugaz segundo encontró por fin lo que estaba buscando: Eureka! estoy viendo crecer la vida!
Es bien sabido desde la neuro ciencia que el cerebro humano funciona las 24 horas del día pendiente en cada instante de la supervivencia de la persona, y para ello se sabe, y uno
mismo lo puede experimentar fácilmente, que el cerebro tiene disponible en todo momento y en su gran mayoría, toda la información de sus memorias de varios tipos. En este caso que estamos analizando se trata de la memoria de largo plazo la cual en forma consciente e inconsciente pone al servicio del pintor todo su información para resolver en tiempo real, es decir en mili segundos, cualquier problema relacionado con la supervivencia. La creatividad es una respuesta típica de un proceso de la mente, la conciencia, que siempre está tratando de resolver problemas mediante el uso de toda la información de la memoria. Toda esa información está disponible para el consciente en forma casi instantánea, ya se trate de información almacenada hace cinco minutos o hace cincuenta años.
Trate usted de resolver un pequeño problema casero en donde necesita urgentemente una cuña para apoyar algo: inmediatamente el cerebro le empieza a ofrecer imágenes una tras otra de objetos pequeños o grandes que le podrían servir, y el mismo consciente deshecha los que no, y selecciona el más apropiado. Las personas que en sus hogares acumulan chécheres y objetos inútiles como lo he hecho yo durante 50 años saben lo glorioso que es encontrar objetos inútiles guardados por años y que al fin, nuestras memorias, como no los olvidan, llega la ocasión y uno corre a buscarlos tras muchos años de olvido, solo para resolver un pequeño problema. Los sueños es una prueba de la total plasticidad de las imágenes que produce el cerebro donde se mezclan situaciones del pasado con el presente y aun con el futuro deseado, fundido todo eso en una imagen que nos sorprende por su extraña estética. Por esta razón no nos puede sorprender, ni en lo mas mínimo, y lo sabe el psicoanálisis, que también las imágenes de la primera infancia asechan en todo momento en forma silenciosa y listas a entrar en escena cuando la supervivencia lo exija.
Para Botero después de esta epifanía, el resto fue historia y depuración de un secreto que nadie mas había descubierto en los XX siglos de historia de la pintura.
Pongo en debate esta teoría y la solidez que encuentro en ella es la respuesta a la pregunta ¿porqué a casi todos los humanos del planeta nos produce cierta ensoñación, cierto acuerdo y desacuerdo en la belleza de esas deformidades? ¿no será que nos recuerda las más profundas imágenes de nuestro paraíso perdido, de nuestro mundo original, guardadas en sitios inaccesibles y que un artista como Botero fácilmente nos pone frente a ellas? Obviamente el paso del tiempo, cuando niños, nos fue enderezando todas las figuras que veíamos, la nariz la boca y los ojos que inicialmente veíamos juntos, por ser lo interesante de la cara, se fueron desplazando a sus sitios. ¿O tal vez un re acomodamiento de cara grande en la primera infancia, y facciones normales en una segunda infancia, nos deja en memoria una superposición de dos perspectivas, una a los dos años y otra normal a los 6 años que la mente junta en la memoria y que el maestro Botero junta separando? Es claro que nunca podremos entrar en la mente de Fernando Botero en el momento exacto en que dibujó el hueco muy pequeño de la mandolina cuando se produjo aquella reacción de inflado.
Quisiéramos poder saber exactamente qué imágenes le trajo su cerebro a su mente consciente… nunca lo sabremos, o quizás si!… como él gozaba de su muy buen humor, a lo mejor para el reverso de su lápida hubiera habido ordenado inscribir secretamente la frase “… y psicoanalista” ya que en el frente de la lápida por voluntad expresa del artista se debe estar inscribiendo en uno de estos días y en algún taller de Pietrasanta únicamente la frase:“Fernando Botero escultor y pintor”
juan gonzalo velez mesa (juanvelezmesa@une.net.co)
septiembre 16 de 2023
Mon cher Amí,
Al leer tu apasionada reflexión sobre el inigualable maestro Fernando Botero, no puedo evitar sentirme conmovida por la profundidad de tus palabras y la conexión íntima que estableces con su obra. Tu capacidad para desentrañar las capas más íntimas de su estilo artístico revela no solo tu admiración, sino también tu profundo entendimiento del proceso creativo detrás de esas formas magníficamente voluminosas y colores pastel que han capturado la imaginación del mundo entero.
Me conmueve tu anhelo de entender el momento exacto en que Botero descubrió su estilo distintivo, esa epifanía que lo llevó a inflar las figuras de una manera tan única y hermosa. Tu teoría sobre la memoria infantil y la forma en que nuestro…